domingo, 8 de noviembre de 2015

Septiembre: Últimas dos semanas en Japón. Fin de una etapa.

¡Buenas!
Aquí va la que es la última entrada de mi vida en Japón. Al menos de momento. Y es que, con todo mi pesar, el 14 de Septiembre tuve que volverme a Barcelona. Pero antes de volver aproveche al máximo las últimas semanas, sobretodo viajando.
Como había comprado un Japan Rail Pass, tenia una semana para moverme por donde quisiera. La primera parada fue Kanazawa. La verdad es que nunca me había planteado ir allí, pero varias personas me lo recomendaron y como tenia días de más, hacia allí que me fui.
Llegue un poco tarde, y anunciaban lluvias, así que lo vi todo un poco deprisa y corriendo, pero me gustó bastante todo lo que vi. No es lo más impresionante que he visto viajando por Japón, ni de mis favoritos, pero es bonito. Y probé el famoso helado dorado.
También me fui a Ise a ver el Gran Santuario y las Meoto-Iwa. Me diluvio muchisimo ese día y por desgracia lo vi todo pasado por agua, lo cual le quito encantó y me quitó tiempo y ganas de poder ver más cosas, pero creo que volvere a hacerle una visita.

Despues le tocó el turno a una de las partes que más ganas le tenia: Takayama y Shirakawa-go. La verdad es que Takayama iba un poco de paso, porque para ir a Shirakawa la mejor manera es hacer noche en Takayama, y bueno ya de paso visitaba el sitio. Llegué bastante "tarde", sobre las 17 o así, porque el viaje desde Tokyo es largo, pero las vistas del tren Nagoya-Takayama son preciosas y vale la pena. El caso es que en este tipo de sitios tan...rurales, por decirlo de alguna manera, por muy turisticos que sean, las cosas cierran tarde. Así que entre que enseguida se hizo de noche y que si me descuido ya no encuentro donde cenar a las 19, apenas pude ver gran cosa. Lo bueno de que sea pequeño, es que en poco tiempo si vas deprisa puedes ver bastante. Yo me vi el barrio de casas antiguas y un par de templos, y luego fui a cenar. La carne de Gifu es muy famosa por ser muy buena, así que obviamente entre otras cosas, cene carne.
Como a las 19.30 ya estaba cenada y sin nada que poder hacer o ver, decidí irme a un onsen a pasar el rato hasta la hora de dormir. Era el onsen de un hotel, pero se podía entrar pagando 1.000 yenes y era muy bonito y con baños al aire libre, que son los que me gustan. Al ser un hotel y una zona bastante frecuentada por turistas, pensaba que no seria la única extranjera, pero fue un error. Era la única entre señoras mayores del pueblo y turistas japoneses. 
Luego toco vuelta al hostal, donde aunque tenia una habitación de 6 personas, como era la única, al final era como tener una habitación privada pero en gigante. Los dos del staff del hostal eran muy majos y muy amables. Me enseñaron todas las instalaciones, sitios para visitar y al llegar del onsen me habían dejado esta simpática nota. 
Al día siguiente tocó mega madrugon para coger el autobus que me llevaria hasta Shirakawa, Patrimonio de la Humanidad y uno de los rinconcitos más tradicionales, bonitos y diferentes de Japón. Porque cuando uno dice "Japón" y "tradicional" todos pensamos en cosas como templos, castillos y casas antiguas como en Kyoto o Takayama, pero Shirakawa es completamente distinto, con sus casitas triangulares con techo de paja. 
Lo vi un poco corriendo, porque luego tenia que volver para ir hacia Nagoya. Para ir de Tokyo a Takayama tienes que parar obligatoriamente en Nagoya para hacer un enlace, por lo que a la ida aproveche para ir a ver el castillo de Nagoya, y a la vuelta me fui a la casa de Satsuki y Mei, de la película "Mi vecino Totoro". Ambos sitios son muy recomendables, pero fue una lastima tener que ver la casa en medio de un diluvio. 
Después de unos días de descanso de tanto viaje, me fui con Vanesa, Carla y Shoko a Disneyland. Desde que llegué a Japón que quería ir, pero siempre decía "ya iré, ya iré", y ahí estaba, a una semana de irme sin haber ido. Nuestra elección de día no fue la mejor del mundo, pues había unos tres tifones en Tokyo en aquel momento y tuvimos un día MUY pasado por agua, pero oye, no había colas para nada y pudimos montarnos en todo. La única lastima fue perdernos el desfile de personajes Disney en carrozas por la lluvia. Pero me lo pase muy bien e hicimos mucho el tonto. 

Otra de las cosas que quería hacer antes de volver, era ir a una cata de sake (aunque ese nombre es incorrecto pero bueno, para que nos entendamos). El sitio estaba cerca del restaurante donde yo había trabajado, así que un mediodía fui con dos de mis compañeros. La verdad es que fue curioso, aunque probé muchos que estaban muy malos. 
 Luego una tarde por Shinjuku que intentamos ir sin exito a un mono café, al final acabamos en el Christon Cafe. La verdad es que no sabia de la existencia de este sitio hasta que Mara y Tala me lo dijeron, o habria intentado ir antes. Parece un antiguo convento español, lleno de santos, cruces y esas cosas, pero mola. Las bebidas y los platos estan muy currados y aunque sablan un poco, estan buenos.
Y finalmente después de más de un año en Japón me digne a ir al Ghibli Museum. Quizás muchos me maten, pero personalmente me esperaba más del museo. Me gustó mucho más la casa que habia en Nagoya, pero el museo tampoco esta mal. No es que no me gustara, pero le habian dado tanto bombo que me esperaba algo mucho más espectacular.
Poco antes de irme, me fui con Vanesa al restaurante de Alicia que esta en Ginza, uno de los últimos que me faltaban por ver. Nos costó encontrar la puerta, y casi nos vamos pensando que estaba cerrado, pero finalmente pudimos ir. Comparado con los otros es muy pequeño, pero tiene su encanto también.
Uno de los últimos sitios a visitar antes de volverme fue Hakone. Justo dos días antes de irme, me fui con Shoko a pasar la mañana allí. Nos salio un día bastante soleado por suerte y pudimos disfrutar de los barcos, el lago y el paisaje. El volcan estaba un poco movido así que no pudimos llegar a las zonas más altas, pero bueno, en otra ocasión sera. 
De vuelta de Hakone quede un rato con Rui, y luego ya Shoko y yo nos fuimos a Ikebukuro donde habiamos quedado con los demás para hacer una cena de despedida (en el último restaurante de Alice que me faltaba por ver), y después los que faltaban se vinieron a Takadanobaba a pasar la última noche en el izakoi. Me gustó mucho poder reunir a toda mi gente esa última noche antes de irme, y les agradezco mucho tanto esa noche como toda su compañia durante el año que he estado allí.
El domingo me fui a cenar a un restaurante de comida de Nueva Zelanda situado delante de la Torre de Tokyo. Estaba muy bueno.
 Y finalmente llego el momento de partir. Me pasé por el trabajo para despedirme y luego Mara, Tala y Vanesa vinieron a tomarse un ultimo café conmigo. Luego tocó ir hacia Haneda y volver a Barcelona. Ha sido un gran año, gracias a todos los que lo hicieron posible.